Kenucho : enero 2016

Aproveché la luz que entraba por una ventana de mi casa para hacer esa fotografía sin miras a escribir esto, le cayó como anillo al dedo.

He titulado este post de esta manera ya que me detuve a reflexionar en la necesidad tan grande que tenemos de ayuda y en como nuestra ''autosuficiencia'' es quizá nuestra peor enemiga.

No puedes hacerlo solo porque no fuiste creado para estar solo, fuiste creado con una GRAN característica llamada ''Dependencia''; si, eres un ser dependiente. Ahora, esto no es malo, de hecho, es una buena noticia ya que contamos con alguien que realmente quiere ayudarnos y de la mejor manera y ese alguien se llama Jesús. Antes de que cierres la pagina porque empece a hablarte de Jesús, permiteme explicarte algunas cosas. Todos pasamos por crisis, problemas o momentos de presión, definitivamente momentos incómodos en los cuales no quisiéramos estar y en estos momentos tenemos tres opciones:

1.- No recurrir a nadie e intentar salir de la situación por nuestra cuenta. Frase favorita: ¡yo puedo solo!

2.- Recurrir a alguien (que también tiene problemas, quizás mas y peores que los tuyos).

3.- Recurrir a Dios, quien ha dicho que nos ha amado con amor eterno (Jeremías 31:3).

''Hey Kenneth pero yo puedo buscar ayuda en otras personas y salir adelante'' ... Por supuesto que sí y de hecho, te animo a que lo hagas pero que tu opción numero uno sea buscar ayuda en Dios, quien te conoce, te ama y entiende.

Lee lo que dice el salmista en Salmos 2:

¿Por qué están tan enojadas las naciones?

¿Por qué pierden el tiempo en planes inútiles?

Los reyes de la tierra se preparan para la batalla,
los gobernantes conspiran juntos
en contra del Señor

y en contra de su ungido.

«¡Rompamos las cadenas! —gritan—,
¡y liberémonos de ser esclavos de Dios!».

¿Ves la autosuficiencia gritando? Está presente en cada uno de nosotros. Hemos aprendido a vivir de espaldas a Dios y se requiere tiempo para vivir dependiendo de Él pero contamos con que Él seguirá estando ahí si le pedimos que nos socorra en nuestra situación; si lo haces, ten por seguro que Él te fortalecerá (filipenses 4:13).

Que nuestro final sea el mismo final de ese maravilloso salmo al buscar la ayuda de Dios primeramente:

Bienaventurados todos los que en Él confían.

(Salmos 2:12)